jueves, 9 de abril de 2015

Lección 99 UCDM


Lección 99

LA SALVACIÓN ES MI ÚNICA FUNCIÓN AQUÍ.

La salvación y el perdón son lo mismo. Ambas cosas implican que algo anda mal, algo de lo cual es necesario que se nos salve y se nos perdone; algo impropio que necesita corrección; algo aparte o diferente de la Voluntad de Dios. Ambos términos, por lo tanto, implican algo totalmente imposible, pero que, sin embargo, ha ocurrido, dando lugar a un estado de aparente conflicto entre lo que es y lo que nunca podría ser.

La verdad y las ilusiones están ahora a la par, pues ambas han ocurrido. Lo imposible se convierte en aquello de lo que se te necesita salvar y perdonar. La salvación se convierte ahora en la zona fronteriza entre la verdad y las ilusiones. Refleja la verdad porque es el medio a través del cual puedes escaparte de las ilusiones. No obstante, no es la verdad porque cancela lo que nunca ocurrió.

¿Cómo podría haber un punto de encuentro en el que la tierra y el Cielo se pudiesen reconciliar dentro de una mente en la que ambos existen? La mente que ve ilusiones piensa que éstas son reales. Existen en cuanto que son pensamientos. Sin embargo, no son reales porque la mente que piensa estos pensamientos se encuentra separada de Dios.

¿Qué podría unir a la mente y a los pensamientos separados con la Mente y el Pensamiento que están eternamente unidos? ¿Qué plan podría reconocer las necesidades que plantean las ilusiones y proponer medios con los que eliminarlas sin ataque o ápice alguno de dolor, y no violar la verdad? ¿Qué podría ser este plan sino un Pensamiento de Dios mediante el cual se pasa por alto lo que nunca ocurrió y se olvidan los pecados que nunca fueron reales?

El Espíritu Santo conserva este plan de Dios en la Mente de Dios y en la tuya, exactamente como lo recibió de Él. Dicho plan no tiene nada que ver con el tiempo toda vez que su Fuente es intemporal. No obstante, opera dentro del tiempo debido a tu creencia de que el tiempo es real. El Espíritu Santo contempla impasible lo que tú ves: el pecado, el dolor y la muerte, así como la aflicción, la separación y la pérdida. Mas Él sabe que hay algo que no puede sino seguir siendo verdad: que Dios sigue siendo Amor, y que eso que ves no es Su Voluntad.

Éste es el Pensamiento que lleva las ilusiones a la verdad, donde las ve como apariencias tras las cuales se encuentra lo inmutable y lo seguro. Éste es el Pensamiento que salva y perdona, pues no pone su fe en lo que no fue creado por la única Fuente que conoce. Éste es el Pensamiento cuya función es salvar asignándote a ti su función. La salvación es tu función, junto con Aquel a Quien se le confió el plan. Ahora se te confía a ti junto con Él. Él tiene una respuesta para todas las apariencias sea cual sea la forma, el tamaño, el volumen o los atributos que parezcan tener, y es ésta:

La salvación es mi única función aquí. Dios sigue siendo Amor, y esto no es Su Voluntad. 

Tú que aún has de obrar milagros, asegúrate de practicar bien la idea de hoy. Trata de percibir la fuerza de lo que dices, pues en esas palabras radica tu libertad. Tu Padre te ama. El mundo del dolor no es Su Voluntad. Perdónate a ti mismo el pensamiento de que eso fue lo que Él deseó para ti. Deja entonces que el Pensamiento con el que Él reemplazó todos tus errores se adentre en los sombríos lugares de tu mente que pensó los pensamientos que nunca fueron Su Voluntad.

Esa parte de tu mente le pertenece a Dios, al igual que el resto. Dicha parte no tiene pensamientos solitarios, ni los hace reales ocultándolos de Él. Deja pasar la luz, y ningún obstáculo te impedirá ver lo que Él dispone para ti. Pon al descubierto tus secretos ante Su benévola luz y observa cuán intenso es el fulgor con el que dicha luz todavía resplandece sobre ti.

Practica con Su Pensamiento hoy, y deja que Su luz busque e ilumine todo rincón tenebroso, y que al brillar a través de ellos los una al resto. La Voluntad de Dios es que tu mente sea una con la Suya. La Voluntad de Dios es tener solamente un Hijo. La Voluntad de Dios es que Su único Hijo eres tú. Reflexiona sobre estas cosas durante las prácticas de hoy, y da comienzo a la lección que vamos a aprender hoy con estas instrucciones relativas a la verdad:

La salvación es mi única función aquí. La salvación y el perdón son lo mismo. 

Dirígete entonces a Aquel que comparte contigo tu función aquí, y permítele que te enseñe lo que necesitas aprender para poder dejar de lado todo miedo y reconocer a tu Ser como un amor que no tiene opuesto en ti.

Perdona todo pensamiento que se oponga a la verdad de tu compleción, unidad y paz. No puedes perder los regalos que tu Padre te dio. No es tu deseo ser otro ser. No tienes ninguna función que no, sea de Dios. Perdónate a ti mismo la que crees haber inventado. El perdón y la salvación son lo mismo. Perdona lo que inventaste y te habrás salvado.

Hay un mensaje especial para hoy que tiene el poder de eliminar para siempre de tu mente cualquier forma de duda o de temor. Si te asalta la tentación de creer que son reales, recuerda que las apariencias no pueden resistirse a la verdad que encierran estas poderosas palabras:

La salvación es mi única función aquí. Dios sigue siendo Amor, y esto no es Su Voluntad. 

La única función que tienes te dice que eres uno. Recuérdate esto a ti mismo durante los intervalos de tiempo que transcurren entre los períodos en que das cinco minutos para compartirlos con Aquel que comparte el plan de Dios contigo. Recuérdate a ti mismo lo siguiente:

La salvación es mi única función aquí. 

De esta manera, depositas el perdón en tu mente y dejas que todo temor sea suavemente descartado, para que el amor pueda encontrar el lugar donde le corresponde estar en ti y mostrarte que tú eres el Hijo de Dios.

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